Artículo en LA NUEVA CRÓNICA, sobre Manuel Ferrero y Lidia Iris, creadores del libro FUEGO EN LA SOPA

Artículo en LA NUEVA CRÓNICA, sobre Manuel Ferrero y Lidia Iris, creadores del libro FUEGO EN LA SOPA

Manuel Ferrero: "Mi abuela me enseñó la musicalidad de la palabra"

El narrador y escritor leonés acaba de publicar ‘Fuego en la sopa’, un libro dedicado a los niños más inquietos que este viernes tendrá su presentación en el Salón de los Reyes del Consistorio de San Marcelo con presencia del autor y de la ilustradora Lidia Iris Masferrer

'Fuego en la sopa’ (Babidibú) es el título de la nueva publicación destinada al público infantil del narrador y escritor leonés Manuel Ferrero, que desde el pasado 28 de enero está disponible en las librerías y que este viernes a las 19:00 horas tendrá su presentación oficial en el Salón de los Reyes del Consistorio de San Marcelo con la presencia tanto de Ferrero, autor del texto, como de la artista Lidia Iris Masferrer, rondeña de adopción y autora de las ilustraciones del libro.

Manuel Ferrero es una de las personas más inquietas y activas del panorama cultural leonés. Narrador, escritor, actor y siempre dispuesto a participar en proyectos solidarios a beneficio de entidades o de personas que necesitan de ayuda. «La ayuda siempre la concibo como apoyo mutuo, es un concepto de comunidad que he heredado de mis mayores y que tiene que ver con el hecho de que para que uno esté bien el entorno tiene que estar bien. Y esa es una tarea grande que exige la implicación de todo el mundo. Entonces, en la medida de mis posibilidades, hago lo que puedo», argumenta este apasionado de la tradición oral «criado a base de narraciones, mina de carbón, cariño, nieve y mucha paciencia», como aparece en su biografía poética, cuya afición por la literatura y por las artes escénicas le llegó a través de la figura de su abuela. «Cuando era pequeño me contaba muchas historias y me cantaba, también pienso en mi madre, que me cantó muchas canciones, y por ello creo que surgió una fascinación por lo artístico, por la belleza y la musicalidad de la palabra, de la capacidad también de imaginar. Yo también fui un chico que al principio me costaba mucho lo que era la lectura y con el tiempo, paradojas de la vida, acabé haciendo una carrera de letras y se me dio estupendo. El salto para mí de la lectura fue desde la oralidad», reconoce Ferrero, que entendió que los libros contenían el mismo tipo de historias que le gustaba escuchar por boca de su abuela o de su madre, y ese día los libros comenzaron a tener para él otro sentido.