"Papá,¡cuenta mis dibujos!". El Diario La Nueva España

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EL GUARDIA CIVIL QUE ESCRIBE CUENTOS QUE DIBUJA SU HIJA

Xavier Eguiguren y la pequeña Marta editan un libro - para el público infantil cargado de valores positivos.

Javier del Corro Pedredo y Xavier Eguiguren, guardia civil y escritor, parecen muy distintos, pero son la misma persona, dos actores de una misma vida que se solapan y que han encontrado en la literatura un escape y un antídoto para combatir el trastorno de la ansiedad que el agente de la Benemérita contrajo durante su estancia profesional en el País Vasco, en los momentos más crudos de la lucha contra la banda terrorista ETA.

El cabo primera Del Corro atiende al ciudadano en el puesto de la Guardia Civil de Noreña, donde se ocupa de la atención a las víctimas de la violencia de género. El escritor Eguiguren no olvida que es Guardia Civil, y ese desempeño se pone de manifiesto en muchos de sus escritos.

Nació en Clermont-Ferrand (Francia), hijo de madre gallega y padre asturiano, emigrantes desarraigados en tierra extranjera. Del Corro/ Eguiguren aprendió el idioma que años más tarde serviría como argumento para formar parte de la lucha contra ETA. Mientras se dirige por la AS 17 en su motocicleta, con destino al cuartel de Noreña, piensa en la trágica trama de su próxima obra, que el año que viene verá la luz y que titulará "Cinco destinos. Sonidos y colores de un guardia civil". Piensa en los Guardias Civiles que descendían con marcial paso las escaleras para confirmar el destino, y lo cuenta así: "Escrito estaba en un lugar tenebroso y adjudicado a un uniforme de diario. Sentimientos lluviosos, fríos y extraños que punzaban desde fuera hacia el interior de los estómagos. Un boletín, y el asunto oficioso pasaba a ser definitiva y tristemente oficial. Dejábamos atrás una parte de la vida al abrigo de los que nos querían, madres, padres, hermanos, familia y amigos, para marchar a ese tenebroso lugar llamado norte, término empleado en los años en los que la regla de tres era muy simple: uno de cada veinte no volvía a casa. A partir de ese día nunca de espaldas a las cristaleras; si un agente se mantenía ocupado, el compañero vigilaba. Tu espalda es la mía, mi nuca la tuya. Aprendimos a mirar el reverso de todo: las piedras, las flores, los libros, los hombres. Otear desde lejos la cara oculta de esa pregunta a la que nadie respondía, ¿por qué tantos muertos? ¿para qué?".

En una avenida de Donostia llamada Libertad, la mañana se enreda con el suspense de no saber si la muerte acecha a la vuelta de la esquina. "Dicen los más viejos que allí no la teníamos", rememora. En Rentería, el cielo eternamente oscuro se ilumina de pronto: el fogonazo de luz deja el asfalto teñido de la sangre de siete civiles. Los agentes esquivan la muerte: la trampa bomba explosionó antes de tiempo.

Miserias encerradas

Un domingo temprano, el Guardia Civil recoge una denuncia sobrecogedora en la oficina del cuartel. Las palabras temblorosas de la denunciante, "sacádmelo de casa, por favor, ya se ha dormido" le devuelven al pozo de la infancia, la época en que su madre también fue víctima de violencia de género. "Mirad lo que me ha hecho", dice la mujer, señalando sus pómulos hinchados por los golpes del agresor. El tipo ha vomitado por toda la casa, incluso sobre la ropa de la joven, que no se ha podido lavar.

Xavier Eguiguren comenzó a escribir en 2016 las 160 páginas de su primer libro, "Infierno, cielo y en la tierra un traje verde". Atacar la cuartilla en blanco le ayudó a superar una profunda crisis de ansiedad. La escritura le sirvió de contenedor donde volcar tantas miserias encerradas. Una segunda publicación, "730.000 pasos sobre los caminos de Santiago", recurre a la prosa poética para narrar las vicisitudes de un recorrido jacobeo que quiso ser reparador.

Al regresar del cuartel, resquebrajado y dolorido por la violencia entre los jóvenes y los adultos, en las aulas, en los bares y en las casas, encuentra un reducto de paz al lado de su hija pequeña, Marta, que apenas suma 6 años y que dibujaba en el papel animales de colores que gusta de mostrar a su padre, que llega cansado del trabajo.

"¿Qué te parece si le damos vida a ese dibujo y nos inventamos un cuento?", propuso Xavier a la pequeña. Y así surgió un curioso proyecto, un juego entre padre e hija. Entre los dos recrean un hermoso mundo infantil lleno de valores, como la empatía los semejantes o el respeto por la naturaleza y los seres vivos que la pueblan. "El sueño es que nuestras hijas e hijos enmienden los errores que los humanos hemos cometido", explica el autor, y con ese fin nace el tercer libro, "Papá ¡cuenta mis dibujos!". Se trata de catorce dibujos que dan pie a catorce historias contra la violencia, el acoso escolar, el maltrato animal, la defensa del medio ambiente, la amistad, la colaboración en casa y otras cuestiones que tratan de construir un mundo mejor. El libro lo utilizan y aconsejan docentes de diferentes centros escolares nacionales e internacionales por los valores que lleva implícitos. Padre e hija, protagonistas de esta aventura singular, viajan y visitan colegios en Asturias, Cantabria, Castilla y León, Madrid, Baleares, también en Andalucía. Hace unos meses les contaron cuentos a los niños y niñas del Colegio Bilingüe Federico García Lorca, de París, aprovechando un viaje para participar en el II Encuentro Internacional de Escritores Iberoamericanos en la ciudad de la luz.

El proyecto colabora con la Fundación Juegaterapia, de manera que todo el dinero que se recaude con la venta de los libros irá destinado a los niños afectados de cáncer. Recuerdan con cariño la mañana que pasaron con los pequeños ingresados en el hospital Gregorio Marañón.

Marta continúa dibujando animalitos de colores, ahora contra la violencia de género, y el escritor perfila, ante un folio en blanco, su siguiente obra.