Una lluviosa tarde de sábado, Lucía y Juan estaban muy tristes porque no podían ir al parque.
El abuelo, pensativo, se levantó del sillón, fue a su habitación y volvió con una cajita. Sonriendo, les dijo:
—Tenéis que quedaros una tarde en casa, ¿y eso es terrible? Venid, ¿sabéis qué es esto?
Ambos se acercaron y vieron que lo que había en la caja era una colección de láminas de dibujo.
El abuelo les contó que cuando él era un niño, como ellos, tuvo que estar sin salir a la calle durante semanas.
Fue entonces cuando se le ocurrió hacer un diario con un dibujo y una frase.
DIBUJO 1: «Hoy es el primer día que papá y mamá tienen tiempo para jugar conmigo».
DIBUJO 2: «Papá y mamá sonríen más y no parecen siempre cansados».
DIBUJO 3: «Echo de menos a mis amigos, cuando pueda verles les voy a querer más y no nos pelearemos tanto».

DIBUJO X: «Mañana vuelvo al cole otra vez, pero este tiempo juntos en casa he estado muy contento. Pienso que de vez en cuando estaría bien quedarnos encerrados».
Los pequeños abrazaron cariñosamente al anciano y fueron rápidamente a buscar sus pinturas…

Por Cristina Vega

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