Un bichito llegó a nuestras vidas para ponerlas patas arriba.

Lejos de su humilde casa se recorrió todo el planeta. Visitó pueblos lejanos y urbes llenas de ciudadanos.

Intentó separar a las familias, impidiendo que no se vieran durante días. Pero no consiguió lo que quería.

Quería que nos enfadáramos y consiguió todo lo contrario.

Limpió ríos, mares y lagos. Devolvió su casa a delfines, cisnes y patos.

Las familias se sintieron más unidas, incluso en la lejanía.

En las casas se oían risas, debido a juegos y algarabías. Alegría por estar juntos, compartir momentos de charlas y esperanza.

En la calle se oían aplausos, para todos aquellos que nos estaban ayudando: sanitarios, dependientes y policías.

Y a la vecina María, que nos traía leche todos los días.

A José Luis, que limpiaba la calle sin fin,

A Pedro, que nos daba conciertos desde lejos.

A Juana, que nos leía relatos a carcajadas.

No consiguió lo que quería.

Cuando se fue, volvimos a ver a nuestros seres queridos. Y las calles se llenaron de alegría. Fuimos más felices que en ningún momento de nuestras vidas. Descubrimos a la buena gente que teníamos alrededor, y volvimos a  ver a aquellos que nos llenaban el corazón.

Evi Coldboat

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