Muy lejos, desde más arriba del Cielo y detrás de donde se forma el ARCOIRIS, allí estaba yo, junto con la gata Luna y la perrita Luka.

Con mi recién estrenado cuerpo sutil, presumía de mis movimientos etéreos y veloces, como los pensamientos.

Cada mañana, tanto Luka como la gatita, me esperaban en el balcón de la luna para observar y desearles los «buenos días» a mis nietos. Ellos y yo, habíamos hecho un pacto cuando me fui… y hasta ahora, que yo sepa, ¡no lo he incumplido!

Pero hoy tuve que darme prisa, porque les formulaban una pregunta en la Escuela: ¿QUÉ PASÓ EN MARZO DE 2020? Así que, a la velocidad del rayo, me introduje en sus cabecitas y les conté cómo su papá, cuando tenía su edad, todos tuvimos que quedarnos un tiempo sin salir de casa, aunque jugábamos con él, leíamos y le dábamos muchos mimos… porque la Tierra estaba agobiada, ya que el hombre la estaba alterando tan rápido que no le daba tiempo a recuperarse. Entonces surgió un microbio invisible que atacó a todos los humanos con la misma velocidad con la que ellos estaban viviendo. y así fue como, desde ese momento, el hombre se dio cuenta y cambió el rumbo de su vida, y así pudo vencer al bichito, que nunca más volvió a hacernos daño, porque nosotros intentamos seguir siendo mejores cada día, y no solo en su presencia.

 Inmaculada Díaz Relaño

Sé el primero en escribir un comentario.

Deja un comentario