«Naturaleza» estaba triste porque ya no jugaban con ella, vestía a sus flores con los pétalos más hermosos, cambiaba el mar y los ríos de color y formaba nubes esponjosas, pero los humanos tenían cosas más importantes que hacer.
Cosas como mirar la tablet, la televisión, el móvil o el ordenador. Se hacinaban en las ciudades corriendo de un lugar para otro, ensuciando a naturaleza; Así que esta, muy triste y decepcionada, les envió al bicho más malo que había en la Tierra, y se fue a dormir.
Ese bicho obligó a todas las familias a quedarse en casa, si no, se infectaban con él. Se declaró «el estado de alarma», y así pasaron una semana tras otra hasta que…
Algunos niños empezaron a dibujarla, llenaron folios de flores, abejas, mariposas y pájaros; pero estos se escapaban a cuidar a «Naturaleza», que estaba triste y sucia. Cada vez más y más dibujos la rodeaban, la limpiaban y le cantaban, hasta que despertó.
Todos aprendieron la lección, los enfermos se curaron y las familias pudieron salir a la calle de nuevo. Pero esta vez, ya nadie volvió a ignorar a «Naturaleza», porque estaba en todas partes y nosotros somos parte de ella.

Yolanda Alonso Sanz

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