—Abuelita, ¿qué pasó en marzo del 2020? —preguntó la pequeña Celeste.

—Pues que llegó a España un virus con nombre de príncipe, el Coronavirus. Como príncipe malo que era, quería que todos los ciudadanos fueran sus súbditos. Entonces las personas se escondían, porque al esconderse, no las veía y no podía llevarlas a sus castillos. Todo el mundo se quedaba en su propia casa. Solo salían los superhéroes.

—Pero, abuelita, ¿a los superhéroes el príncipe malo no les veía?

—No, Celeste, porque ellos tenían un traje mágico que les hacía ser invisibles.

Los superhéroes tenían el poder de rescatar a los nuevos súbditos de los castillos y llevarlos a sus propias casas. Los niños ponían en sus ventanas un cartel con un arcoíris, porque el arcoíris alejaba al príncipe malo, ya que a él no le gustaban los colores, solo le gustaba el negro. Y cada tarde, a la misma hora, todo el mundo salía a su ventana durante unos minutos para aplaudir, todos juntos.

—¿Y el príncipe Coronavirus no les veía?

—No, porque el aplauso, al hacerlo todos a la vez, cubría a todas las personas con una capa mágica invisible. El aplauso ayudaba a los superhéroes, que al final rescataron a todos los súbditos de los castillos, y así pudieron volver a esconderse en sus propias casas. Cuando por fin todos estábamos escondidos, el príncipe malo, como no veía a más nadie para atrapar, se fue, y todos pudimos volver a la normalidad dándonos un laaargo abrazo.

Eleonora Blecich

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