Querida nieta, en marzo del 2020, ocurrió algo sobrecogedor y mágico al mismo tiempo.

¿Recuerdas esos bichitos que siempre te digo que se quedan en tu boca si no te lavas los dientes después de comer, o las manos antes de almorzar? Esos, esos, los virus pequeñitos.

Pues algo parecido apareció en las calles de tooodo el mundo. Los niños, los papás, las mamás y sobre todo los abuelos debían quedarse en casa para no ponerse malitos. La gente estaba muy asustada, pero entonces ocurrió algo mágico. Las familias empezaron a jugar, a pintar, a bailar, a disfrazarse, a celebrar fiestas… sí, sí, dentro de casa, y en sus ventanas los niños colgaban miles de arcoíris. Disfrutaban tanto de estar juntos que los días pasaban casi sin darse cuenta y, entonces… ocurrió. Los arcoíris de todas las ventanas se unieron formando el mayor arcoíris de la historia, y los colores eran tan intensos que si no cerrabas los ojos, dolía. El virus también quería cerrar los ojos, pero como no tenía párpados, no pudo hacerlo y los colores penetraron en su cuerpecito convirtiéndolo en el UNICORNIO más bello jamás visto, desapareciendo al galope entre nubes de algodón.

Itxu

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