Hoy celebramos el Día Internacional de la Literatura Infantil y Juvenil, sin duda uno de los más importantes para nosotros como editorial orientada a este público y también para nuestros pequeños lectores, que ven cada día como son más y más las editoriales que surgen con proyectos para llamar su atención y por supuesto la de sus asesores de compras por excelencia, sus padres.

No obstante esta es una práctica más bien reciente, ya que durante años la literatura infantil y juvenil ha estado subestimada como creación literaria y artística y siempre ha estado ligada a otras funciones morales o educativas y no se ha entendido como un género autónomo como tal.

Pero… ¿cómo fueron los inicios de este género? Podemos situar la primera semilla en los libros de hadas clásicos que eran trasmitidos por vía oral, como Caperucita Roja, La Bella Durmiente… Estos contaban con un contenido enfocado a la moral y a la institución del patrón de mujer delicada y príncipe fuerte y heroico; tan presente en la sociedad de aquella época.

A finales del siglo XVIII y en la primera mitad del siglo XIX, en pleno auge del movimiento romántico, un gran número de historiadores comenzaron a buscar las raíces de sus propias culturas y es así como surgen ya los primeros nombres reconocidos por el púbico, como los hermanos Grim, Andersen, Perrol… Recogían las historias que se contaban en los hogares y en las calles, aquellas leyendas que despertaban el interés de los más pequeños, y las dulcificaban y filtraban hasta que se convertían en historias propias para niños.

En los siguientes años la literatura infantil y juvenil sufriría un boom y una gran lista de escritores se enfocarán únicamente en este género, olvidándose por completo de la literatura para adultos. Estos autores se mostraban muy comprometidos con la defensa de la naturaleza y podemos comprobar como en sus historias otorgaban vida a las especies animales, a los árboles, a los ríos…; quizás uno de los autores que mejor engloban este periodo es C.S.Lewis con Las Crónicas de Narnia.

Desde los años 60-80 hasta la actualidad hemos podido ver como cada vez son más los autores que gozan con un gran éxito a nivel mundial, como  Roald Dahl, Michel Ende…; que han conseguido que sus historias sean consideradas ya como clásicos a pesar de su “corta edad”.

Según el Observatorio de la Lectura y el Libro, la oferta infantil y juvenil es cada vez mayor, siendo el número de nuevos registros de ISBNs en el año 2017 de 11.269 obras; y vendiéndose más de 26 millones de libros en el mercado.

Finalmente los libros hoy en día siguen siendo utilizados como instrumentos educativos para los más pequeños para el desarrollo de su lenguaje y para su sociabilización. Pero también se han convertido en la excusa perfecta para introducirlos en las problemáticas colectivas y conformar una sociedad más igualitaria y tolerante, ya que al fin y al cabo será a ellos a quiénes les tocará vivirla.

Ahora podemos hablar de un género independiente y autónomo, con sus propias vertientes y características, y nosotros estamos encantados de poder seguir disfrutando de él.

*Datos obtenidos del Curso de Literatura Infantil y Juvenil ofrecido por la Escuela Cursiva y por el Observatorio de La Lectura y el Libro del Ministerio de Cultura y Deporte.

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